Conocemos el hambre, estamos acostumbrados al hambre: sentimos hambre dos, tres veces al día. No hay nada más frecuente, más constante, más presente en nuestras vidas que el hambre y, al mismo tiempo, para muchos de nosotros, nada más lejano que el hambre verdadera. Para entenderlo, para contarlo, Martín Caparrós recorrió la geografía del hambre, desde la India, Bangladesh, Níger, Kenia y Sudán hasta naciones desarrolladas como Estados Unidos y Espa a. Allí encontró a quienes, por distintas razones -sequías, pobreza extrema, guerras, marginación-, sufren hambre. De sus historias está hecho El Hambre, y de las historias de quienes trabajan en condiciones muy precarias para paliarla, y las de quienes especulan con los alimentos y hambrean a tanta gente. Y, por desgracia, sigue tan vigente. Seis a os después, pandemia mediante, el problema se ha profundizado: por eso presentamos una nueva edición revisada y actualizada de esta investigación exhaustiva sobre los mecanismos que hacen que casi mil millones de personas no coman lo que necesitan. La crítica ha dicho... El Hambre de Marín Caparrós es mucho más que un ensayo, mucho más que una novela. Caparrós usa la literatura para llevarnos a un infierno de realidad, una realidad lejana, de la cual Caparrós es muy consciente. Roberto Saviano, 2015 El no-lector de El Hambre se está privando de un conocimiento esencial ... Daría una mano por haberlo escrito. Juan José Millás Impresiona, incomoda y fascina. Consigue noquear a nuestra tan acomodada civilización. Núria Escur, La Vanguardia Caparrós es colosal en esos terrenos resbaladizos donde las cosas dejan de encajar en los moldes correctos como, por ejemplo, el momento en que un hombre decide sacar a su hija desnutrida del hospital asiático en el que está internada porque, según él, la nena está bien y, además, necesita que su mujer regrese a casa. De esa manera, una criatura que pudo salvarse es condenada a una muerte casi segura por su propio padre. Es en esos